¿Cómo nació la idea de este libro?
Este libro no surgió de una idea central, está formado por relatos en los que trabajé por varios años. Durante el proceso jamás imaginé que alguien iba a leerlos más allá de mis compañeros de los talleres de escritura. Esa libertad me permitió experimentar y desahogarme tocando temas dolorosos y usando el humor al mismo tiempo sin miedo de ofender a nadie. Después me di cuenta de que la mayoría de mis cuentos, a pesar de no tener relación directa uno con el otro, de alguna forma tocaban los mismos temas y podían ser parte de un mismo libro.
¿Qué descubriste en el proceso de escribirlo que no imaginabas al inicio?
El proceso de escribir este libro ha sido lo más valioso e importante en mi carrera porque me convirtió en escritora. He escrito desde que tengo uso de razón: cuentos, amagos de novelas, poesía adolescente, incluso textos comerciales; pero no fue hasta que comencé a asistir a los talleres de escritura con Juan Pablo Villalobos (en 2018) que me lo tomé realmente en serio. Lo que no imaginaba cuando comencé era que el resultado sería tan bueno.
¿Qué partes tuvieron que quedarse fuera para que el libro quedara como está?
Como el proceso de crear este libro fue muy experimental, al final tenía varios cuentos que tenían toques de fantasía o realismo mágico y tuvieron que quedarse fuera para no desentonar con el resto de los relatos.
¿Qué conversaciones, lecturas, imágenes o sonidos se cruzaron en la escritura de este libro?
Este libro fue creado a partir de que me mudé de país, cuando todo cambió para mí, incluso la manera que tenía de entender mi propio contexto. Ver las cosas desde lejos me dio perspectiva y eso fue muy valioso al momento de escribir. Tuve incontables conversaciones y reflexiones con mis amigas catalanas y mis compañeros de los talleres de escritura. Escuché otro idioma hasta entenderlo. Aprendí a modificar el mío para que me entendieran. Me obsesioné con podcasts y memes mexicanos para no perder la esencia de mi sentido del humor y de mi lenguaje. Este libro me acompañó en esa adaptación que fue de profundo crecimiento hacia afuera, pero también hacia adentro, hacia mis propias raíces.

¿Hay una emoción o pregunta que lo atraviese de principio a fin?
Me han dicho que el libro provoca una mezcla de emociones, que te lleva del enojo hasta la risa y que en algunas partes te hace sentir vergüenza por haberte reído de algo que se supone que no te deberías de reír.
¿Hubo un momento en el que sentiste que el libro cambió de rumbo?
No realmente. Podría decir más bien que cuando supe que sería publicado consideré modificar algunas cosas para no tocar fibras sensibles, pero no lo hice.
¿Cómo cambió tu manera de leer o de mirar después de terminarlo
Inmediatamente después de enviar el archivo a la editorial me puse a trabajar en un nuevo proyecto, una novela que acabo de terminar. Creo que lo que cambió fue la manera de verme a mí misma. Antes quizás no me hubiera creído capaz de emprender algo así.
¿Qué autorxs te inspiran últimamente y qué encuentras en su forma de escribir?
Clyo Mendoza y Suzette Celaya Aguilar tienen una calidad literaria excepcional, es como si no pudieran evitarlo, por más sencilla que sea la frase, se les nota.
Dahlia de la Cerda escribe con valentía y crudeza, es súper potente y provocadora, y a mí me ha llevado hasta las lágrimas.
Elvira Liceaga parece que escribe con mucha paciencia, que corrige hasta llegar al punto exacto en el que provoca emociones que no te esperas.
¿Cuál es tu restaurante favorito y qué nos recomiendas pedir?
Tengo ocho años viviendo fuera de México (¡estoy apunto de volver! y eso me emociona mucho), pero antes de mudarme, mi restaurante favorito en CDMX era El Parnita y siempre pedía el taco Huérfano. En Barcelona es el Monocrom y recomiendo los macarrones.

Monterrey, México, 1983. Directora creativa y escritora, autora del libro Algunas de estas cosas son ciertas (ed. Almadía, 2024), publicado en México y España.
