Ser. Soy.

Y aquí viene otra vez ese pensamiento en noches frías, de lluvia. Tan incómodo como certero. A mis adentros, tomo fuerza y suspiro. Y digo al aire: “Ya no soy contigo”, con la esperanza de hacértelo llegar por telepatía para así ahorrarnos unas cuantas lágrimas o una dolorosa despedida. Y es que se me viene una ola de recuerdos que se convierten en un tsunami de tus caricias, de tus palabras, de tus risas, de tus besos; en seguida sonrío. Porque puede que ya no sea contigo, pero soy, sin ti.

Fotografía por Michael Dietrich