Justo a un lado de la ventana, cuelga desde el techo una cinta de pegamento para moscas. Desde mi cama donde no he tenido ánimos para levantarme, veo cada una de las que han muerto. Secas y brillosas las miro, aunque parece que ellas me miran a mí. Me pregunto si sufrieron mucho antes de morir. Las odio, pero tengo la esperanza que no haya sido así.
Escucho desde el tocadiscos a The Raveonettes y entiendo de golpe que yo soy una mosca pegada a esta cinta de pegamento que es tu nombre.
Fotografía por DIADA
Antes de ser enunciados que podamos comprender, las palabras son sonidos que podemos sentir.
– Greil Marcus