Ultimamente parece que los días pasan bastante lentos. Tus recuerdos vienen constantemente: estuvimos en la cabaña, mañanas lluviosas con chocolate caliente, veíamos la película “Un drón nos espió por la ventana”, espantosamente aburrida. Me arrullaban tus documentales. Recuerdo el sonido de tus risas, tus pecas, tu cuerpo. 1968.

¡Ay, Charlie Kaufman! Dejaste mi mente en caos. No puedo concentrarme ahora. Todo fue así desde los días en la cabaña. El tiempo se escapa justo frente a nosotros. Un descuido de emociones me perdió inconscientemente.

No todo en tus recuerdos es lúgubre y nostálgico, a veces pienso en lo bien que debes de estar, en cómo hubiese sido si estuvieras a mi lado. Me hace sentir mejor creer que te haz realizado. Pero, seamos realistas, todo esto son solamente suposiciones y recuerdos, recuerdos que me quedan de aquellos días, de lo que fue y lo que no será, recuerdos que me quedan en mi memoria como al sabor amargo que queda en la boca después de mordisquear un rábano.

Fotografía por DIADA