El otro día se me antojó escribir a la RAE para que cambiaran la definición de “amor” por tu nombre.
Pensé, por un momento en nuestros nombres pero luego, también pensé, que eso era una causa dada a una conjunción.

Tú el sujeto y yo el predicado.

A razón de ti y nosotros, ejecutamos la acción y ambos dotamos de sentido a esta oración de vivir.

Pensé también, que entonces, los dos podíamos existir en cualquier tiempo y en cualquier conjunción. Que éramos indispensables para esto del lenguaje, que curiosa y privilegiadamente sólo hablamos nosotros.

Que podemos transformarlo, adaptarlo y seguirlo hablando en cualquier sentido, en cualquier medio y aún así seguirnos entendiendo…

Pt.1

Fotografía por Ellen Hutchinson