El Monstruo

Tengo la enfermedad de las lagrimas, desde muy pequeña. He indundado miles de habitaciones con tanta agua, tanto que mi cuarto ya tiene un colchon inflable, por eso de las mareas y llevo mis lagrimas de accesorio complementando mi maquillaje, la gente está tan acostumbrada a verlas escurrir que ya no les inmuta incluso no distinguen si son de las carcajadas sonoras que me caracterizan o de la terrible bruma que siempre  a mis espaldas me acompaña. Para variar coexisten con una extraña personalidad masoquista, soy fan de las peliculas de terror, una emoción me invade al sentir el miedo recorrer mi cuerpo, la misma que por las noches no me deja dormir o me provoca pesadillas, alerta observo las curiosas formas que inventa la oscuridad hasta asegurarme que son solo eso; formas,  pero nunca nada tan real como el monstruo de mi cama.

La cosa es que las lagrimas nunca vienen solas, vienen con esa pesada bruma , me toma y me golpea, me arroja, me estruja, me ultraja, me debilita y justo ahí cuando me vence y maltrecha me deja tirada en la cama es cuando me visita aquel monstruo, pero nunca le he tenido miedo, creo que le pertenece mas mi cama que a mi, es hermoso y siempre trae comida caliente, me alimenta cuando no puedo ni deglutir. Siempre le pregunto porque viene hasta que casi me ve morir, nunca me contesta, a mi me parece que de eso se alimenta, pero el insiste en que quiere verme feliz, yo le creo, por eso le dejo entrar. Hay una calma revitalizante que me tranquiliza, cuando sigiloso lo veo pasear al rededor de la cama, eso si, detesta la luz, por eso nunca lo llevo a ningún lado conmigo, pero siempre me espera; tibio y con los brazos abiertos, luego de un pesado día llego y me refugio me recuesto en su suave pelaje, quisiera hacer de eso mi hogar; las sonrisas me invaden  y ya no quiero llorar mas, pero hay algo extraño entonces y es que cuando eso pasa; el monstruo se debilita,