Saberse piedra
(golpes antiguos en lo profundo de la tierra)
o
Saberse vidrio
(reflejos de otras verdades con o sin luz)
y

de esta frágil
interacción en
los términos
rompiéndose
entre sí
desencadenan verbos
que serán
sepultados
ya
aquí:

volando bajo
quemándose las alas
el pájaro muere
lejos
de su hogar

llega el zopilote
y canta la descomposición
dice que esta muerte y que esta vida…

pero el pájaro ya no está

Decir que esto es algo no tendrá ningún efecto hasta que el tiempo haga lo suyo. Sépase aquí la sentencia. El calor inmundo me retuerce la memoria y no quiero más que esfumarme en la eternidad del humo espeso de un vaporizador, aceite hirviendo en la sangre en el cerebro la visión se me vuelve ensueño se me vuelve voz intoxicada clamando absurdas canciones madrugada atascada en la garganta. El ruido interminable de afuera. Tengo qué comer para no morirme de hambre. Hablando de vitalidad me viene a la conciencia el amor. ¿Qué tan lejos estás? Ladrar con los perros hasta que el sol calcine mis ganas de volver a verte.