Confesar mi amor por ella me lastimaba, puse todo sobre la mesa equivocada.

Cumplo horario de jardinero para despertar los encantos de tu sexo, mientras, con mi lengua riego los pastos libres que nacen alimentados desde raíces casi secas como tu etapa juvenil. Eres el espejo que devuelve reflejos vibrantes de aromas cítricos, carcajada continua que persigue mis suspiros añejos, añejos son mis deseos de ti, ganas de ti. ¿Quiénes viven en los pliegues de tu pudor sin pagar alquiler?; yo tengo empeñada hasta la última bastilla que me ostenta como hombre, mis arrojos son boleta vencida sino me reclamas como propiedad.

Los zapatos con suela de 43 años quieren pisar cada callejón de la ciudad edificada hace 19.

Regala en tus momentos de aburrimiento una mirada que me grite desprecio y asco, moja entre tus labios el mechón más largo de tu cabello y échame una miradita de odio, usa una falda que tape tus rodillas y en la hora acordada enrolla 15 centímetros en tu cintura, yo me siento recién parido si me consideras. Eres la menos pecadora porque te permites el placer entre semana, por las mañanas, sin cortinas; destructora de cimientos y hacedora de frutos…Me robas cada semilla.

Ahora somos la costura invisible que une mis palabras desgastadas a tus gemidos en botón, soy cátedra admirable y repetida, utilizada para brindis insípidos de jueves sofocados en salones llenos de gente, espacios sin corazón. “Somos”, dijiste en la escalera que separa mi mediocridad con la puerta principal y siento como regresan las dioptrías perdidas, te veo con destellos en cada cabello que antes humedeciste mientras hiciste pasar por odio la mirada de amor.

Te encontraste cuando decidiste cariño, despidiendo arrojo, sangre, rasguños y pasión; me perdí porque me llenaste de colores, confeccioné ideas translúcidas, me perdí cuando adquiriste un brillo de virgen, ya no estas aburrida, no me ignoras, tus miradas cumplieron 43 años y mis suplicas son propias de 19. Extendiste la vigencia de mi hombría, rechazando el pago por nadar y acurrucarme en tus pliegues, soy el triste que te habita sin restricciones. Mira como mueren mis deseos de ti, ganas de ti. Me regalas la carcajada, los aromas, el reflejo que vibra en el espejo de mi alma. Vacié los ríos que nutren las dulces raíces de tu etapa juvenil, entonces ya no aspiro a ser jardinero, los encantos de tu sexo me pertenecen.

En este horario puse todo sobre la mesa equivocada…Confesar mi amor por ella me lastimaba.

Fotografía por Tatjana Suski? Ninkovi?