Cuando cesa la lluvia todo resulta fresco y brillante por la luz del sol reflejada en finas gotas de agua por toda superficie, aves de color amarillo y naranja, cantan quedamente; se puede escuchar:

-Nero, nero, liu… Nero, nero, liu… Que se abra una montaña, salga una purpura catarina, y se sacuda las alas; eso quiero Tomás.

Para que cuando este sobre ella y la abrace con todas mis fuerzas, sólo logren ver una regordeta catarina y al preguntar por mí, taparé mi boca para no ser escuchada mientras rio; porque oculta estaré en una de las 33 manchas color negro que adornan a la catarina.

-¿Ketana, dime si piensas volar por meses o sólo por esta mañana?, no te quiero extrañar… (Hay duda en sus ojos)

-Tomasito a ti te voy a llevar; las catarinas vuelan alto, pero sólo las de color purpura, las que son concebidas por una montaña.

El sol esta puesto justo en su lugar, es la 1:36 de la tarde, así predijo Ña Shulem… “Cuando en el calendario de los hombres este el día número 84, hora de hombre, calendario hombre; corazón sol y alma Ketana”

-Mi mamá dice que estas invitada a casa, le platico todo lo que me enseñas y ella siempre sonríe, y dice que te lleve conmigo… ¿Esperamos a que llegue la catarina?

-Ya está por llegar Tomás mira cómo se mueven las nubes para dejar el cielo despejado, es porque a las catarinas les encanta el celeste.

(No muy lejos se escucha una hermosa voz… ¡Tomás!)

-¡Es mamá! (Se pone de pie y sacude sus pequeñas rodillas, para después sentarse de nuevo) Ketana, sigue contándome sobre el día que decidiste salir de “Eller” para jugar conmigo.

-Está bien, pero antes voy a tomar la pestaña que tienes en la mejilla, para después llevársela a Ña Shulem; ella dice que eres pequeño y yo le mostrare lo contrario… ¿En qué me quede?

-Saliste de “Eller”, la catarina o mi pestaña, ¡dices muchas cosas a la vez Ketana!

(Y de nuevo se escucha: ¡Tomás!)

-Tu mamá Tomás, ve, pero bájame con cuidado y ponme por favor  en esa montaña.

(Tomás se ríe)

-No Ketana, esa es una piedrita; mira es del tamaño de mi uña gorda.

(Ketana con las mejillas rosas como alstroemerias en primavera…)

-Tomasito entra a tu casa, recuerda que cuando regreses ya estará conmigo la catarina y juntos volaremos montados en ella. Ahora voy con Ña Shulem y caminaré muy lento; porque tu pestaña pesa casi como yo.

-¿Mientras volamos, continuarás contándome cuando…?

(Ketana lejos de donde Tomás y todo huele a fresas)

-Nero, nero, liu… Nero, nero, liu… Que se abra una montaña y una purpura catarina se sacuda las alas.

Fotografía por Tatjana Suski? Ninkovi?