-Tengo que ir al trabajo, pero quiero obsequiarte algo más, antes de ….- Persino le extiende una caja con los dibujos de Winnie Pooh.- En fin, si alguna vez quieres encontrarme, reencontrarme,  búscame ahí, no en el oso, claro, en lo que hay adentro.

Persino traga aire con sabor a humedad. Se da la vuelta y se marcha, no dice nada más.

Ella recuerda a su padre,  también se fue. Ella se abandona del mundo, deja sola a su amiga en la banca del jardín de la facultad; busca un salón, vacío como ella, camina hasta una de las esquinas de el aula, da la espalda a la entrada, saca el objeto dentro de la caja y encuentra sus ojos, sus tristes ojos mirando a distancia, encuentra el rostro de Venus, moja sus labios de sirena; el espejo le resulta  el final de las reticencias.

Fotografía: John Kilar | Instagram