La noche de aquel 16 de diciembre, parecía normal. Un cielo moreno que se asomaba en las ventanas abiertas, sin nubes, permitía sentir y ver el espectáculo magnificente que sólo otorga la vigilia decembrina con su frío purpúreo en el ambiente.
Hay noches de partidas inesperadas, noches que petrifican rostros, noches que provocan lluvias incoherentes en invierno.
Los sueños de Persino lo llevaban a una vecindad jamás conocida en el mundo real. Paseó, vio las macetas en las ventanas, niños jugando, mujeres en los lavaderos. De repente un hombre barbudo, de cabellos negros, hizo aparición en el lugar con una jauría de perros, eran unos ocho o nueve, Persino los miró aterrado, algo raro en él, amante natural de los canes, pero con aquellas bestias pasó algo diferente, provocaban un horror antiguo, primigenio. Entonces las bestias mestizas y rabiosas eran liberadas de sus ataduras por su amo y se le abalanzaban a Persino; lo mordían, intentaban despedazarle la piel, él no sentía dolor. Y llegó la sentencia desde el cuarto contiguo como un relámpago que parte en dos el sueño y cuya descarga sucumbe en el corazón de la realidad, llegó en los labios de su hermano.
-¡Fer, mamá grande ya no respira!
Persino despertó de su infancia aquella noche en que su abuela murió, él tenía 21 años.
Fotografía: John Kilar | Instagram
Fernando Percino es mexicano y nació en algún momento de los años ochenta; además es licenciado en Administración Pública por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha publicado cuentos en el suplemento cultural “Catedral” del diario “Síntesis”, la novela “Velvet Cabaret” (2015), el libro de cuentos “Lucina” (2016), el libro de crónicas “Diarios de Teca” (2016)y actualmente escribe el libro de notas “Volk” en ERRR Magazine. Fue miembro del consejo editorial de las revistas: “Chido BUAP” y “Vanguardia: Todas las expresiones”. Ha trabajado como funcionario público en la Administración Pública Estatal y Federal y se desempeñó en diversos puestos, por más de 7 años, en el ramo de las microfinanzas.