El camión Mayorazgo- CAPU hacia avanzar, con sus llantas, los colores azul y amarillo. En el asiento final: Persino veía desbaratarse la puerta de bajada con su negruzca goma defectuosa, que impedía un cierre armónico, y permitía entrar al viento que avanzaba 65 km/h, igual que el camión. La ciudad de Puebla estaba del otro lado del vidrio con sus 4 126 101 habitantes y ella no estaba ahí. Un San Bernardo enmugrecido por el lodo lamía las piedras húmedas. Un club de golf inundado por su ineficiente drenaje. Un mercado que no fue abastecido de flor de zempazuchil ese día de muertos. Ella no estaba. Recién acababa de llover en la banqueta, en la tierra  de las calles sin pavimentar y en el toldo del camión Mayorazgo- CAPU. El cielo gris intentó desbaratar el artefacto con ruedas, con Persino, con el niño llorando por no tener un chuchobaca. La ausencia de ella haciendo pedazos la ciudad, aullando en cada rincón. El cielo gris fracasó en su intento de devastación.

Fotografía: John Kilar | Instagram