Soñaba con los cerros verdes de Cholula. Cuando abrió los ojos, su oquedad soterrada palpitó. Sintió el vacío porque quería encontrar a su madre y al siempre reconocible cielo de Puebla. Estaba solo y estaba siendo observado por las pequeñas estatuas de árboles con rostro que decoraban el hotel parisino. También había duendes de piedra que se reían de su soledad. Él y la nada, la nieve, el bosque francés. Él y la blancura incalculable, la niebla atravesando las paredes.

Fotografía: John Kilar | Instagram