El Ninja Gaiden (que saltaba como chinche y mataba soldaditos como si aplastara cucarachas) seguía encerrado en la televisión. Persino había tranquilizado un trauma: Cuando fue niño, su madre no le pudo compra el Nintendo de 8 bits. Con su tercer sueldo, ya siendo un hombre productivo, pudo hacerse de una XBOX. Pudo haberse comprado una cama, una estufa, una sala rústica de las baratonas, un pinche comedor de formaica, pero no, se tuvo que comprar una XBOX. En el departamento no había más que un frigobar- adentro ya se había podrido un jugo de naranja-, un colchón sin cobijas, un cojín gigante- que hacia las funciones de un sofá-, la tele, la XBOX y … Nada más.
-No trato de convencerte de que te vengas a vivir aquí, sé que este lugar no es tu estilo… Ah puta madre, pinches soldaditos de mierda- Persino seguía siendo Ryu Hayabusa.
-Mi estilo eres tú…- Habló tan bajito que solamente ella se escuchó.
Fotografía: John Kilar | Instagram
Fernando Percino es mexicano y nació en algún momento de los años ochenta; además es licenciado en Administración Pública por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha publicado cuentos en el suplemento cultural “Catedral” del diario “Síntesis”, la novela “Velvet Cabaret” (2015), el libro de cuentos “Lucina” (2016), el libro de crónicas “Diarios de Teca” (2016)y actualmente escribe el libro de notas “Volk” en ERRR Magazine. Fue miembro del consejo editorial de las revistas: “Chido BUAP” y “Vanguardia: Todas las expresiones”. Ha trabajado como funcionario público en la Administración Pública Estatal y Federal y se desempeñó en diversos puestos, por más de 7 años, en el ramo de las microfinanzas.