El Ninja Gaiden (que saltaba como chinche y mataba soldaditos como si aplastara cucarachas) seguía encerrado en la televisión. Persino había tranquilizado un trauma: Cuando fue niño, su madre no le pudo  compra el Nintendo de 8 bits. Con su tercer sueldo, ya siendo un hombre productivo, pudo hacerse de una XBOX. Pudo haberse comprado una cama, una estufa, una sala rústica de las baratonas, un pinche comedor de formaica, pero no, se tuvo que comprar una XBOX. En el departamento no había más que un frigobar- adentro ya se había podrido un jugo de naranja-, un colchón sin cobijas, un cojín gigante- que hacia las funciones de un sofá-, la tele, la XBOX y … Nada más.

 

-No trato de convencerte de que te vengas a vivir aquí, sé que este lugar no es tu estilo… Ah puta madre, pinches soldaditos de mierda- Persino seguía siendo Ryu Hayabusa.

-Mi estilo eres tú…-  Habló tan bajito que solamente ella se escuchó.

Fotografía: John Kilar | Instagram