Hay puertas que debo cerrar y nunca más abrir. En secreto, miraré todos los días a través de la rendija por si en algún momento decides volver.
Pondré tu foto en mi cartera, se la mostraré a todo el mundo. Qué linda es, de verdad que lo es, dirán. Me limitaré a asentir con la cabeza mientras pienso en adquirir alguna tarjeta de crédito. Cuando la reciba, la guardaré en mi cartera, justo frente a tu foto. La tarjeta dorada me dará los buenos días, ya no tu pequeño rostro luminoso. La tarjeta expirará, la olvidaré en el mismo rincón, ocultará tu foto para siempre. Te olvidaré.
Algún día, quizá antes de enero, revisaré mi cuenta de banco, sentado en el sofá. Alguien tocará el timbre. Iré a atender. Cuando abra la puerta fingiré no sorprenderme cuando te vea.
Fotografía por Ellen Hutchinson
Todo es mentira.