Con la punta de mi lengua húmeda
acaricio tu recuerdo blando.
Sabe a un futuro que nunca llegó,
amargo, podrido, frío…
Colmado mi paladar de tu ser,
deseo mutilarme el gusto.
Qué más da si después
la boca llagada se me inunda
de invasivo líquido escarlata sabor cobre
Qué más da si las memorias
futuras se tiñen de salsa de tomate.
Qué más da si las fotografías
que nos encierran se manchan de vino.
Qué más da…
Me da igual.
Cogeré la navaja del cajón del escritorio
y con un corte limpio
me libraré de ti.
Deséale suerte a esta mano temblorosa
que muchas noches te hizo el amor
justo antes de dormir.
Fotografía: Liszt Chang
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.