Si nuestros labios chocaran
una tarde de viernes,
despertaríamos juntos
el fin de semana.
No habría necesidad
de ocupar palabras;
fundaríamos un lenguaje
basado en el silencio.
Y nuestras señas serían:
el roce,
la caricia,
el beso.
A orillas del lunes
haríamos el amor
para combatir la monotonía
de la semana laboral.
Fotografía: Liszt Chang
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.