Elijo darme un descanso de esto que llaman vida y elijo vivir eso que llaman juventud y crear recuerdos para el futuro incierto en el que muchos creen. Elijo honrar a mis padres por el sacrificio económico por darme educación, pero no por el esfuerzo diario porque soy yo la que se está preparando para “una vida mejor” y si eso es ser egoísta elijo serlo. Elijo pensar en mí antes que todo porque soy yo la que se levanta con dolor o felicidad en el alma y tiene que reflejarlo frente a la sociedad con una falsa careta frente a quienes no les importa una mierda. Elijo ser quien soy y no lo que otros quieren que sea. Elijo beber en cualquier lugar sola. Elijo tener amigos con los que comparto las mismas penas y errores que han pasado en nuestra vida. Elijo aceptar dentro de mi vida aquellas personas que solo al final se quedan. Elijo no aprender del pasado. Elijo no mirar el reloj o el calendario. Elijo ver las madrugadas y pensar en lo que hubiera pasado si hubiera cambiado una sola de mis acciones. Elijo irme de mochilazo lejos de la ciudad. Elijo no preocuparme. Elijo no creer en las promesas. Elijo compartir la cama con alguien a quien mi instinto carnal desea y sentimientos me sobrepasan y dominan. Elijo no tener hijos para después no tener que culparlos por mis frustraciones internas por haber decidido dejar mis sueños y metas para que ellos nacieran en un país sobrepoblado, en un mundo donde ya somos un chingo. Elijo en este momento no formar una familia. Elijo llorar en la obscuridad y lamerme sola las heridas. Elijo no mostrar mis sentimientos frente a los demás. Elijo no ser débil frente a ellos. Elijo aparentar que nada me importa. Elijo no mostrar mis miedos. Elijo no creer en el amor eterno. Elijo dormir hasta tarde y soñar cosas imposibles porque ahí entre sueños olvido lo malo. Elijo jamás cambiar lo que más amo en vida por lo que en el momento es pasajero. Elijo tener memoria selectiva. Elijo olvidar la infancia. Elijo no recordar las peleas y golpes. Elijo perdonar a otros, pero sobre todo a mí misma. Elijo dejar de hacerme daño y no dañar a otros. Elijo disfrutar como si no hubiera un mañana. Elijo mis excesos. Elijo disfrutar. Elijo vivir. Elijo ser lo que hay entre líneas.
¿Por qué iba yo a querer ser alguien diferente a lo que soy ahora, algo que los demás quieren que sea solo porque no les gusta quién soy o como actúo? Yo no quiero complacer a otros, quiero complacerme a mí misma: Yo elijo lo que quiero y lo que no. Yo elegí tener más opciones, más allá de lo correcto o incorrecto. Elegí el placer propio. ¿Quién necesita la aprobación de los demás cuando tienes el placer de sentirte libre haciendo lo que TÚ quieres?
Fotografía: Tomé Duarte