Pensar en ti, Pinky, es como masturbar la mente.
Describirte, Pinky, es como tocarte, es avanzar en el acto;
primero, la excitación que la imagen de ti provoca
en mis neuronas, después, reproducirte.

El placer es pensarte, Pinky; recordarte, representarte,
escribirte y volverte a hacer completa.
Hacer poesía de ti, Pinky, es casi como eyacular,
es el resultado del acto placentero.

Fotografía por Michele Vittori