Me ves, pero no me miras,
sufro tu cruel desprecio
pero no es tu culpa amor mío,
es la mía por ser una cobarde
y solo conformarme con mirarte.
No sé por cuánto tiempo
pueda aguantar mi corazón enamorado.
Quizá te confiese mi amor
mañana, la próxima semana,
en la primavera, en el otoño
o tal vez el siguiente año.
Y es que mi valor es aplastado
por el miedo de tu rechazo,
no quiero que las lagrimas
transiten tan pronto por mis mejillas.
Por eso amor mío, cierro los ojos
para imaginarme una vida a tu lado,
donde el miedo es remplazado
con tu amor dorado.
He decidido guardar mis sentimientos
y esperarte con gran anhelo
como los fieles enamorados.
Fotografía por Michele Vittori
Humano, demasiado humano