Pesadillas

No sé por qué me gusta comer los rábanos solos, sin ponerles ni un poco de limón. Charlie Kaufman me dijo que los rábanos te dan mucha energía, te ayudan a quitarte las malas vibras. Eso fue en 1968. Desde entonces, las pesadillas no han parado. Sigo viéndolo por la ventana, a veces hasta me lanza una luz cegadora por las noches. Escucho el incesante zumbido de sus hélices. Despierto y le digo a la chica que me acompaña en la cama que un dron nos estaba espiando por la ventana. No sé si fue sueño o en realidad pasó, pero ya estoy tomando las medidas necesarias para resolverlo.

Fotografía por Fernando Sarano