Anoche cantó tú nombre un ave, bajito, en un susurro, para que solo yo lo entendiera… Ave maldita, pregonando recuerdos, lastimando de nuevo mi progreso en el olvido.

El olvido de tús besos, el olvido de nuestras noches, el olvido de tú aroma, volver a acostumbrarme al frío sin lo tibio que era encontrarme en tú abrazo, el olvido de tú sonrisa.

Si me duele, pero no voy a morir. No por ti, no por nadie.

Porque ahora voy a encontrarme, voy a besarme, voy a perfumarme y amar mi cuerpo de noche.

Y cuando esa ave vuelva, vendrá a gritar mi nombre, el universo se dará cuenta de quién soy y el olvido… El olvido será tú nombre. La trascendencia tendrá mi nombre. Para siempre.

Fotografía por Camerafilmlens