El sitio está lleno de excelentes escritores. Me gusta revisar mis trabajos, ver que alguien dejo un nuevo comentario o revisar el número de personas que han compartido mis escritos a través de las redes sociales, eso me motiva a escribir cada vez mejor.

Recuerdo la vez que escribí mi primer cuento, iba en cuarto año de primaria cuando la maestra nos dejó de tarea escribir uno. La hice junto con mi mamá, esa fue la vez que mi madre me explicó sobre la estructura de un cuento. Cuando terminé de escribir, lo primero que hice fue enseñárselo a mi padre, aún recuerdo como sonreía.

Gracias a las clases de mi madre, ese día saque 10 en mi tarea. Cuando regresé a casa, se lo mostré nuevamente a mi padre, él era carpintero, mi abuelo le enseño el oficio desde que era pequeño, él nunca estudio. Tomó mi libreta, arrancó la hoja y enmarco mi cuento, él lo colgó en una pared de su taller y ahí se mantuvo por muchos años. Cada vez que teníamos visitas él iba por el cuadro y lo mostraba como si de un tesoro se tratase.

Cuando entré a la universidad, mi padre se aseguró de que yo asistiera a la mejor universidad, así que en mi tiempo de estudiante gasto todos sus ahorros. El jamás dejo que trabajara, siempre me decía: Hijo tú eres muy brillante, no desperdicies tu tiempo trabajando, yo lo haré por ti, tú solo síguete esforzando, estoy orgulloso de ti.

Cuando llegó el día de mi graduación, él estaba inmensamente feliz, yo me había convertido en el primer varón de la familia que había terminado una carrera. Al llegar a casa me destapó una cerveza, te tengo un regalo me dijo, me entrego las llaves de su vieja camioneta, no supe cómo reaccionar, creo que nunca antes lo había abrazado tan fuerte.

Ahora tengo 40 años. Mi padre falleció hace 3 años, perdió la batalla contra el cáncer o
tal vez fue solo tu vejez… Padre me diste tanto en tus años de vida…

Viejo: antes veníamos mi mamá y yo a dejarte flores todos los días, ahora ella ya se te ha unido… Los extraño como no tienen idea.

Renuncié a mi empleo… Decidí dedicarle el 100% de mi tiempo a la escritura, nunca sabré sí mi cuento era lo realmente bueno, o si solo te hacia feliz por el simple hecho de ser tú hijo. No extraño todos los objetos materiales que algún día me diste, tampoco el dinero. Extraño tu compañía, esas noches en el patio de la casa donde compartíamos un par de cervezas, drogas y cigarrillos en esas noches oscuras. Fuiste la primera persona que publicó mi cuento y que confió en mí y nunca nada me ha hecho tan feliz como lo fui en aquel momento. Por siempre serás el mejor puto padre, el vato… mejor amigo hasta y después de la fecha de su fallecimiento.

Fotografía por Camerafilmlens