Querido Diario,

Estas últimas semanas no dejo de pensar en los rábanos, siento que mi obsesión está regresando de cuando era chico en 1968 y no sé porqué. Todos los días paso por las tiendas y por el mercado tratando de estar al menos cerca de ellos. Busco en internet los restaurantes donde sirvan platillos con rábanos. Aún no he comido ninguno pero me está costando demasiado. Incluso tengo pesadillas donde los rábanos son los habitantes del planeta y yo soy el monstruo, ellos corren y se esconden de mí, constantemente los escucho decir entre ellos “un dron nos espió por la ventana”.

Estoy sudando.  

Tu amigo, Charlie Kaufman. 

Fotografía por Fernando Sarano