Somos la generación del Prozac, el distanciamiento social y la irresponsabilidad emocional/ Satanizamos el ghosting pero dejamos de contestar por meses.
Tenemos insomnio, nos quejamos de la gente fit mientras comemos chatarra/
No tenemos empatía y hacemos proselitismo desde la comodidad de nuestras sábanas blancas esponsoreadas.
Nos gustan los pedestales, pero no somos capaces de reconocer la obra de los demás/ nos sentimos tan edgy y tan únicos que somos los menos intelectuales entre los nuestros.
Somos frívolos mostrando vidas virtuales que se acercan poco a la realidad/ nos sentimos tan indispensables que desconocemos la humildad.
Sonamos tan incongruentes/ se nos olvida confrontar y cerrar ciclos/ Amamos el arte contemporáneo y desconocemos la calidad humana.
Somos la generación del exceso, de la intensidad y la toxicidad/ Somos el stalker incómodo y el incapaz de mostrar lo que siente/ no somos tan cool.
Fotografía por Eduardo Pedro Oliveira
A veces me llamo Justine / Chaos makes the muse.