¿En qué piezas o proyectos has estado trabajando últimamente?
Últimamente he retomado con más fuerza mi práctica fotográfica, en paralelo a mi trabajo como director de arte. Tras muchos años de formación, en los que fotografié principalmente arquitectura con cámaras de formato medio con un enfoque muy preciso, técnico y con la intención de crear imágenes claras, minimalistas y objetivas de los espacios, sentí la necesidad de salir de ese marco tan controlado. Hace unos dos años comencé a trabajar con una estética point-and-shoot que me permite reaccionar de manera más espontánea e inmediata a lo que me rodea.


¿Qué aprendiste (o desaprendiste) mientras trabajabas en ello?
He desaprendido, de forma deliberada, a planificar cada toma hasta el último detalle una costumbre muy arraigada en mi práctica de la fotografía arquitectónica. En su lugar, practico confiar más en el momento e incorporar el azar como un elemento creativo. Esto no solo ha transformado mi manera de trabajar, sino también mi forma de percibir lo cotidiano: presto más atención a lo aparentemente insignificante, con una mirada más afinada.

¿Qué palabras, ideas o emociones te rondaban la cabeza?
Me acompañaban conceptos como calma, reducción, percepción y presencia. Tras una etapa muy técnica y rigurosa, se trataba de abrir espacio a lo opuesto: mayor ligereza, apertura y libertad en la fotografía.


¿Hubo alguna conversación, película, música o libro que se haya colado en ese trabajo?
La música ocupa para mí un papel central. Muchas veces las imágenes nacen en mi mente al escuchar determinados sonidos o atmósferas, incluso antes de coger la cámara. La música es un motor que orienta mi atención y abre mi percepción.

¿Qué fue lo más difícil que has enfrentado últimamente en tu proceso creativo?
Lo más difícil ha sido dejar atrás de manera consciente la necesidad de perfección. En la fotografía arquitectónica la precisión siempre había sido el principio rector. El paso hacia una mayor espontaneidad ha sido liberador, pero también poco habitual. Hace falta confianza para aceptar lo imprevisto como parte del proceso, en lugar de querer fijarlo todo de antemano.


¿Cuál es tu restaurante favorito y qué nos recomiendas pedir?
Seguramente no iría a un restaurante clásico, sino más bien a una barra. Unas tapas sencillas, acompañadas de una cerveza fresquita: para mí es la manera más agradable de terminar el día.

Si este mes tu vida fuera una película, ¿qué título tendría y quién haría el soundtrack?
Quizás se titularía simplemente “No planificado”. La banda sonora estaría hecha de canciones encontradas al azar en el camino: un tema en la radio de un taxi, un músico callejero, una pieza que suena por casualidad en una cafetería. Igual que en mi fotografía, me atrae la idea de que no todo tenga que estar predeterminado.


Recomiéndanos algún artista que sigas, que te inspire, y dinos qué es lo que más te gusta de su trabajo o de su forma de trabajar.
No es tanto un artista en particular lo que me influye, sino más bien una actitud: un alejamiento del perfeccionismo, una sensibilidad hacia lo sutil y una apertura a lo imprevisto. Me inspiran aquellas formas de trabajar que ponen la intuición y la sensibilidad en el centro, independientemente del medio.

Soy director de arte y fotógrafo con base en Hamburgo. Mi trabajo se centra en la fotografía de arquitectura, interiores y retratos, siguiendo un enfoque intuitivo y minimalista que revela lo no evidente.
