Hay días en que no me nace,
o simplemente no tengo las malditas ganas de estar en mi teléfono,
hablando con la gente de cosas pendejas o viendo en todas las redes sociales lo mismo;
que si subió la gasolina,
que si Trump,
que si Peña nieto,
que si tu puta madre.
No tengo ganas de leer opiniones de gente pendeja que se cree muy chingona
copiando y pegando artículos de fuentes “confiables”,
creyendo que ya con un maldito RT o compartiendo eso, van a crear el cambio.
Hay horas de mis días donde no quiero,
y no me pinches nace hablar con nadie,
de contestar whatsapp, llamadas, tuits, etc.
No quiero dar explicaciones de nada a nadie,
no me gusta dar malditas explicaciones.
No quiero contestar esos PINCHES mensajes de “¿Que te pasa?,
¿Estás bien, te noto rara?”.
Me caen como una patada en los huevos (ovarios).
Por eso aveces (la mayoría de las veces) prefiero estar sola,
se me hace más fácil lidiar yo sola con mis problemas y mis inestabilidades,
mis vicios y vacíos existenciales,
a tener que estar dando cuentas y explicaciones a alguien más,
sabes.
Te pido de favor no quieras lograr entenderme,
ni siquiera lo intentes.
Yo no lo he logrado.
Fotografía: dima semenovykh
23 años, humana, rara, me gustan las plantas y la luna, distraída pero siempre pienso en todo, mala memoria. Inestable, soy muy cambiante, aveces negro, aveces blanco. Doy todo cuando lo siento, Sincera, insegura, loca, casi siempre visto de negro. Siento que la inestabilidad se debe a que no me siento de ningún lugar. No me gusta ser dueña de algo o alguien, ni tener límites. Complicada hasta el cansancio pues no pienso, solo actúo, desorbitada y peor aún desconcertada. Tengo un postgrado en amores enfermos y la autodestrucción como pasatiempo. Estoy convencida que somos todo aquello que aún no hemos vivido.