Dios ahora es su bestest friend.
Carretera larga, motocicleta nueva, lluvia intensa, niebla perturbadora y su chaqueta bien puesta.
-¿Quería algo más?- No, era ya una suficiente muerte placentera.
No quería morirse viejo.
Olvidó el temor de cambiarse los sueños.
Le gustaba lo extremo, conseguía lo que quería, amaba lo peligroso, me amaba a mí, a pesar de su puterio.
Era tan enfermo como el cáncer.
Luchaba contra mis demonios, luchaba contra mi orgullo. Decía que un día de estos se iría y no le creí. Para qué creerle, si al final resultaba un fantocho como todos.
Antes de irse, me dejó una nota, la cual decía que se iría con su mayor felicidad y que yo no estaba invitada.
Llegó el momento y se fue.
En mis pensamientos más profundos, detrás de mi orgullo, lo sigo queriendo y pensando.
Fotografía: ourutopia