Muerta en vida

Qué hijo de puta el destino que lo trajo y lo ató a mi espíritu.
Cada parte de mis dedos dibujaron a un hombre ideal y cada uno de moldes coincidían con él.
Su cara, su cuerpo,su voz. Parecía estar ahí. Pero no, no lo estaba realmente. No sé en donde esté a veces, pero sé que no es mío y que no lo será.
Las ilusiones no existen más. Hoy el realismo y la razón ganan en mi cuerpo.
Debería dejar esta mierda, pero lo amo, y aunque intente esto para seguir mejorando o seguir con vida, sé que alejarme de él, muerta en vida estaré.

Fotografía por Martin Canova