Somos música que resuena,
jugamos a nuestro modo,
jugueteamos en el Universo,
tenemos fiesta y nuestras células se enredan,
las miradas y las palabras no alcanzan,
nuestra expresión en mil maneras.

Nuestro templo: el cuerpo, el alma,
somos alquimia, un enigma,
y aquí realmente no ha pasado el tiempo,
él aquí sigue,
el viento, la tierra, las piedras, el sol, el agua, la luna.

Y hoy sólo quiero que seas el suelo para que mi sombra se postre ahí.

Fotografía por Martin Canova