Misma foto, mismo parque

Caminé por la calle mientras pensaba en cómo acercarme. Creo que estuve casi un año pensando en eso. Honestamente, ni siquiera yo sabía qué tan lejos iba a llegar. La última vez pensé que jamás iba a volver a relacionarme con nadie, y todo fue tan diferente. Me prometí a mí misma jamás volver a limitarme.

Cuando llegué al lugar donde acordamos vernos, recordé que no era a ti a quien iba a ver; iba a verme con alguien más. Me senté en el frío suelo y esperé —en realidad, me senté después dentro del auto—. Esperé casi una hora. Entonces Luis me llamó y me dijo que venía tarde.

No pude evitar pensar que era una falta de respeto. No pude evitar pensar que quizá yo no le gustaba tanto. No lo sé. Al principio, creo que solamente me confundí. Lo único que supe es que las relaciones son complicadas, pero honestamente, algo dentro de mí sabía que yo no le gustaba tanto.

Supongo que el hecho de saber que algo que había esperado por tanto tiempo no me hacía sentir satisfecha me molestaba, o quizá me molestaba la falta de interés, pues nunca había experimentado eso. Creo que la última vez que había estado en ese parque de esa manera había sido contigo, y eso me hizo darme cuenta de que me resultaba un tanto triste: de todos los lugares dentro de la ciudad, mi lugar seguro y mi lugar feliz era un parque viejo, sucio y lleno de extranjeros.

Antes, el centro de Coyoacán era mi lugar favorito para tener citas, pero por comodidad, Luis y yo acordamos vernos en aquel parque. Y me divertí. Me olvidé de las cosas por un momento, y realmente sentí que había sido un gran día. Supongo que, por primera vez, alguien me gustaba lo suficiente como para abrirme, mostrarle lo que me gustaba y acceder a lo que le gustaba. Algo en él llamaba mi atención, y en realidad nunca logré descubrir qué.

Después de un par de citas, ambos decidimos —o quizás yo decidí— que el desinterés y la falta de comunicación me lastimaban. Así que me alejé, y obviamente se lo comuniqué. Pero es el momento en el que no dejo de pensar en su rostro y en cómo las fotos que le tomé tienen un parecido a las que alguna vez te tomé a ti.

A veces también me cuestiono qué hizo con el video que me tomó dentro del auto, de noche. Supongo que salió lindo. Muchas de las veces que pienso en él, pienso también en todo lo que me enseñó, en que me hubiese gustado tener más tiempo, en que me hubiese gustado que en verdad yo le interesara.

Cuando le dije que no lo quería ver, me preguntó acerca del arte y me preguntó si en algún momento había pensado en él al hacer lo que yo hacía. Quise contestar que sí, con todo mi corazón, pero en realidad no. Claro que me impulsó a esforzarme más, pero nunca lo hice con intenciones de que sintiera que era acerca de él. Aunque sí, hoy me atrevo a decir que he pensado en hacer algo para él.

Supongo que me debo limitar a agradecer, y a la distancia simplemente recordar lo bonito de su cabello, lo grandes de sus ojos, su risa y el cómo pasaba sus dedos entre mi cabello, tratando de peinarme. Creo que me hubiese gustado que todo fuera diferente.

Supongo que, después de mucho tiempo, alguien había logrado gustarme, y al final tu recuerdo estropeó todo otra vez.

Fotografía por Maksim Parasjukov