Mis soledades ya no se conforman con tan poco

Debería ser muy fácil deshacerse de los recuerdos,

perder la memoria poco a poco,

así podríamos llenar las páginas de periódicos

de avisos pésimos

y de pésames

por cada nombre que hemos convertido en fantasmas.

Confieso que, por fin, dejé de asesinar a muchos

en cada verbo y acciones cuando han regresado,

ya no hay razón para martirizarse con recelo

en poesías sin rima y mal estructuradas.

Si bien, casi todo marcha como antes,

el subirse a las rutinas me sigue pareciendo

una brutal aberración, un pecado que no merece tregua.

Ahora, después de tantas veces, lo sé;

después de cerrar los ojos sin sueño,

después de beber alcohol por las noches.

También estoy consciente de otras cosas,

sé que los dedos de mis manos son inquietos,

sé que añoran la piel, las siluetas, los cuerpos

y sé que no se conformarán,

simplemente, en rescatar de entre las ruinas

algunos cuerpos malheridos y dolientes.

Mis soledades ya no se conforman con tan poco…

ni con recuerdos…

tan sólo basta con que sientan…

Fotografía: Anton Fadeev