Me cuesta tanto olvidarte

Hace un año, mis ojos vieron por última vez tu rostro; aún recuerdo tu outfit, tan elegante y punk al mismo tiempo; tu voz tan inconfundible y tu loción tan imborrable; aquél recinto donde justamente nos conocimos por primera vez fue testigo de nuestro último encuentro, ¡qué ironía!, pero fue el indicado para que deleitáramos nuestros sentidos con el artista fav que tanto queríamos ver.

Nuestro after fue una cena en un lugar ubicado en mi una de mis colonias  favoritas de la Ciudad, donde también llegamos a compartir algunos momentos transitando por allí. No podía dimensionar que sería nuestro último date, en el que estaríamos sentados frente a frente, cenando y platicando sobre el concierto. Estaba muy nerviosa y no sabía porqué, a mi mente volvieron los recuerdos de cuando nos conocimos, de cuando salíamos y de cuando nos besábamos. Mientras tú hablabas yo sólo te observaba, y así quería quedarme; no quería dejar de verte, no quería dejar de escucharte… lamentablemente se acercaba la hora del “¿pedimos la cuenta?, ya es tarde”.  El tiempo se me pasó como agua entre las manos, no concebía que teníamos que llegar a nuestras casas y que al día siguiente teníamos que cumplir con nuestras actividades cotidianas.

2:33 am: El servicio de taxi particular llegó por mí, y solamente nos abrazamos, no sin antes decirnos un último “cuídate”, “adiós”.  Sí el último adiós.

Un año después las cosas dieron un giro de 360°.  No sé cómo, ni porqué el tiempo decidió que no volveríamos a encontrarnos, quizá te tendría preparada una mejor compañía, sí, justo con la que ya te encuentras construyendo historias; momentos e instantes de los cuales derrochas felicidad, y me encanta. Me gusta que tu sonrisa por fin pueda ser sincera, que te sientas contento y que eso sea por muchísimo tiempo, ¡enhorabuena!

Ahora lo único que pido es tiempo para mí, para sanar todo lo que ha pasado desde aquel último instante,  porque como diría Mecano: “Me cuesta tanto olvidarte.”

Fotografía por asketoner