¿Cómo nació Mandrake Café y qué lo hizo diferente desde el principio?
Mandrake es un proyecto que desde sus inicios busca acercar el café a la gente, que todos podamos disfrutar de una gran experiencia cada vez que hacemos nuestro ritual de beber una taza de café y al mismo tiempo que no dejará de ser accesible.
¿Qué parte del día, del espacio o del proceso creativo disfrutan más quienes trabajan aquí?
Lo que más disfrutamos es el momento en que el café cobra vida: desde moler el grano recién tostado hasta ver la primera extracción del día. Ese ritual diario se transforma en una experiencia que nos conecta con el café y con quienes lo disfrutan.


Si alguien entra por primera vez, ¿qué es lo que no debería perderse?
Definitivamente un buen espresso: puro, intenso y con toda la esencia de nuestro café.
¿Cuál ha sido un desafío interesante que los haya hecho replantearse algo sobre el proyecto?
Uno de los desafíos más interesantes que hemos enfrentado fue encontrar la forma de mantener la consistencia y calidad del café y el resto de nuestros productos mientras buscábamos expandir la marca y poder llegar a más personas . Esto nos hizo replantearnos la manera en que pensamos: entendimos que innovar no solo se trata de probar cosas nuevas, sino de hacerlo sin perder la esencia de lo que nos define como proyecto. Esa experiencia nos enseñó a equilibrar creatividad y disciplina, y a valorar cada detalle en el camino del café, desde el grano hasta la taza.

¿Qué influencia, idea o referencia sigue guiando lo que hacen hoy?
La pasión por un buen café y la conexión que genera sigue siendo nuestra guía. Nos inspira la idea de que cada taza puede ser un momento de pausa, descubrimiento y creatividad.
Si su espacio pudiera invitar a alguien a colaborar por un día, ¿quién sería y qué harían juntos?
Nos gustaría colaborar con más proyectos como el nuestro, emprendedores locales que están buscando las vías para llevar nuevas experiencia a la gente.

¿Hay algún objeto, rincón o detalle del lugar que tenga una historia que pocos conocen?
El nombre ‘Mandrake’ viene del cómic estadounidense de 1934 sobre Mandrake, el mago, que vencía a los villanos con sus poderes de ilusionista. Curiosamente, en México los médicos adoptaron el nombre como verbo: ‘mandreakear’, que significa desaparecer un momento para tomar un descanso. Para nosotros, Mandrake representa esa pequeña magia cotidiana: crear momentos de pausa y sorpresa que hacen que cada taza de café sea especial.

¿Qué lugar, proyecto o persona los ha inspirado últimamente y por qué?
Lo que nos inspira es un proyecto colectivo, es la revolución del café que estamos viviendo en México, los nuevos espacios que todos los días vemos nacer en las distintas ciudades con proyectos de café que ofrecen experiencias diferentes y de alta calidad.

Si este proyecto fuera una ciudad, un libro o un disco, ¿cuál sería y por qué?
La Ciudad de México definitivamente, porque precisamente Mandrake no es un proyecto que busca que la gente se adapte a él, todo lo contrario: ningún Mandrake es igual a otro, todos son distintos, en cada uno se percibe una personalidad diferente que busca adaptarse a las zonas donde están ubicados. Eso lo hace un proyecto único que se integra en la ciudad volviéndose parte de ella.
Respuestas por Pablo Serrano, co-fundador de Mandrake Café.

