Éste crepúsculo enfrascado que conservo desde hace años te pertenece. Siempre esperando por ti, con un beso suspendido en el tiempo.
Este ocaso color topacio te cuida y te protege a la distancia.
Sé que encontraste quién acicale tus alas de guardián que siempre te caracterizaron. Tengo la sensación de que ése desconocido tendrá una vida miserable y agobiante, mientras yo exista en su realidad, porque soy el albacea de tus sueños.
Tus fantasías que junto a las mías se entrelazaron volviéndose color morado, porque fuimos como tal combinación de rojo y azul.
No éramos iguales, tampoco diferentes, simplemente congeniábamos a la perfección.
Pero tú, ángel benevolente, destruiste la complejidad de nuestra realidad pasada. Así lo decidiste. Sin tenerme una pizca de consideración.
Suspiros de melancolía que anhelo en mil realidades alternas por tu inmundo amor.
Fotografía por Anastasia Boichuk
Una criatura inhabitual que prefiere las plantas sobre las personas, que aún le pide deseos a la luna, que entrega mucho y que le encanta pasar las tardes de domingo horneando bizcochos, ese soy yo.