Estás llorando.
Otra vez.
Nada te gusta.
Aun no entiendes que me cagan tus amigas.
No quiero estar con ellas.
Solo hablan de sus problemas.
Me miras con lágrimas en los ojos.
Me dices que no te entiendo.
Me salgo a la calle.
Eso soluciona todo.
Te acuestas a llorar en la cama mientras yo enciendo un cigarro.
Tus berrinches duran eso: Un cigarro.
Vuelvo.
Ahora tengo un problema más grande: Se me acabaron y tú sigues llorando…
El amor y el cigarro son dos vicios igual de caros, pendejos y malos, déjalos.
Fotografía por Anastasia Boichuk
Patéticamente Poético