Lo que me dejó la luna

Mayo 18, luna llena:

Me sumerjo en un río discursivo para existir en plena libertad de nuevo.

Voy soltando las capas impuestas y auto impuestas, todo condicionamiento y escama del pasado. Me pierdo en la espesura del bosque y el viento me susurra un conjuro para desdibujar todas las huellas que pesan en el tiempo.

Estoy hecha de agua, sal, fuego, y tierra mezclada con aire, mi cuerpo es el primer hogar y lo habito con absoluta destreza y suavidad. Las palabras me salen de las vísceras y pintan de amapolas el panorama de esta realidad, de la que no podemos escapar, pero sí empezar a transformar.

Y es que si no me empiezo a resignificar, poco a poco mi alma se  va calcinar entre la inconsciencia de esta sociedad, que tanto nos empuja a odiar. La resistencia es una semilla que florece desde el corazón y es capaz de infestar cualquier rincón.

Confiando siempre en el flujo mágico de la rueda del universo.

Fotografía por Anna Paola Guerra