Abro mis párpados y ante mí la luz o la oscuridad. Desliz hacia un espacio el espacio que deba ser el desliz. Decidir los alimentos decidir la dosis cafeína, decidir la ropa decidir el color con el calzado con el asfalto con el cielo el cabello peines y ceras con plásticas sonrisas. Desliz hacia otro espacio otro transporte que es el transporte que deba ser el desliz… Muy pronto estoy con los ojos arrasando las pinturas que nunca serán a través de la ventana con los ojos arrasando y sangre que expulso desde los edificios hacia el destiempo a través de la ventana. ¿Cuál música? Calma, calma. La destrucción de la memoria el atrofio de los nervios, decepción. Ya están muy lejos. Las palabras cobran vida sólo para morir; son nuestra evidencia mientras nosotros somos sus tumbas. Soy la tumba de la voz que atormentó a destiempo y la imagen retirada de los aposentos más recónditos de la mente, casi olvido, casi vivo. Perdura el delirante navío en penumbra insípida hasta que aparecen tus ojos faros que sé que están muy lejos también lejos ambos náufragos yo sé que me hundo más rápido que tú; pero déjame hoy soñarte por última vez. Déjame. Mientras me arrulla el último fuego desde las entrañas.

Fotografía por Lars Wastfelt