Secretos, pero nunca los que a ti te conté.
Cabello, ojos, cicatrices, o el espacio entre sus dientes.
Lo que sea que irradie algo.
Y aunque no seas tú.
Me consumo en el anhelo de que fueses tú quien me consumiera.
Momentos instantáneos, historias que perduran.
De amor me hablarán, yo callaré.
Una víctima más de tu ausencia.
Me cobro en alguien más lo que de ti me hizo falta.
Pero mis rodillas temblarán.
Cuando el fantasma de tu risa atraviese las paredes de mi cárcel.
Cárcel a la que antes llamabas hogar.
Fotografía por Lars Wastfelt
à la recherche d’empreintes