Siento que me pides a gritos que deje de quererte, de hablarte, de buscarte, de soñarte.
Enséñame a hacerlo, enséñame a mirar tus manos sin deseo, a mirarlas y sentir que solamente son otro puente frío para cruzar.
Enséñame a quererte sin querer tenerte, sin necesitar que me quieras tener.
Enséñame a soñarte como una compañía, como alguien con quien caminas una brecha y la despedida es inevitable.
Enséñame a hablarte sin decirte que eres toda la magia del mundo en una flor que cayó por el viento en mi camino, así sin una razón, por la simple naturaleza en que los otoños despiden a sus flores.
Enséñame a buscarte sólo como consuelo, como un hombro más que promete que todo va a salir bien, pero que se irá, que dejará de sostenerme y caminará por otra vereda.
Enséñame a quererte como tú me quieres, así incondicional pero con sueños repartidos, individuales, sin necesidad de ser compartidos.
Enséñame a quererte como un destello que ilumina, pero que se apagará, que se extinguirá.
Porque no serás mía, porque no me dejarás ser tuya.
Fotografía por Lars Wastfelt