No quiero seguir atrapado en los días grises de un pasado donde las nubes de tabaco hundían mis pulmones. Ahora los cielos están despejándose. Deduzco que estaré bien por unos años más. Mi gastritis crónica se marchó y con ello el piso dejó de pulirse con vómito. Siempre mirando al suelo pensaba que sólo eso me pertenecía en una habitación vacía con muebles rotos y cajas de cartón. Hoy no deseo darme tiempo para lágrimas, aunque estoy agotado. No quiero reposar mi cuerpo sobre una cama porque eso me hace sentir culpable e inútil en una sociedad que tiene prisa por tener aceptación y no ser desechables, mientras tanto seguiré manteniendo el ritmo, hasta que el mundo se detenga a pensar si realmente estamos siendo felices o sólo estamos matando el tiempo.
Fotografía por Alberto Polo Iañez.