Me tiré el café sobre la piel como queriendo mitigar la sobredosis de compasión que me había suministrado ésta mañana.
Me resigné por un momento como niño que actúa por impulso y su mamá reprime inmediatamente. Me detuve a pensar lo que pasaba.
Estaba harta.
Harta del tiempo que me ahoga al no poderle perder la cuenta. Harta de la materia con la que interactúo diariamente porque ya no puedo sentirla. Harta de las cosas y momentos que se fueron porque no puse atención a ellos y les dejé ir. Harta de este carácter tan débil con el que diariamente me presentaba al mundo.
Un mundo que no me sabía a nada y que nada sabía de mí.
Fotografía: Emilio Ramírez
I was lost.