Fragmentos de ella

Hay días en que un siempre es un segundo
y en un adiós, un beso es hasta siempre.
Lugares donde un recuerdo se hace eterno;
donde la nada es paraíso y un camino hacia la muerte.

¿Duele? Si, de vez en cuando, cada que la tormenta arrecia,
cada que se bañan de rocío las flores ante su adiós.
Escueto es el recuerdo de ella, como de 6 sonrisas,
tan largas como el sonido de su risa entre la primavera.

Definitivamente ella es algo que no necesitaba,
me quedaba corto el corazón para entenderla,
llegue a pensar que no buscaba conocerla, pero si encontrarla,
no por ahora, más bien en otra etapa, en otra vida.

Se me hizo hueco entre mi corazón y en cada linea,
gracias a sus palabras y al suave roce de sus manos conciliaba el sueño.
Entre cada dialogo se estaba escribiendo mi primer capitulo de amor,
el de un chiquillo que en vez de amar dañaba.

Pensé..
Yo pensé que se quedaba hasta mi ultimo día.
desde que las noches se apagaban y comenzaban a brillar hasta su orilla.

Y es aquí, en el final de mis recuerdos olvidados
donde me doy cuenta que pese al paso de los años y aún con todo esto;
todavía en el pecho, llevo fragmentos de ella.

De vez en cuando escribo cartas al abismo de sus metas,
la escucho triunfar y  pienso..
¿acaso no habrá espacio entre sus sueños?

Ella lleva partes de aquel estallido de emociones que nació en el primer beso,
cuando rosamos nuestros labios, esa noche que brillaba por sus ojos.

Entre papiros y suspiros digo a la nada que la guarde entera entre esta guerra
que desatan mis deseos cuando la veo entrar en mi almohada.
Allá, donde lo simple se convierte en paradigmas sin explicación,
donde se calla el silencio y vuelve el ruido,
donde hay amor y está conmigo.

Estoy escribiendo la fábula de su recuerdo,
aquella que nos sigue uniendo, por lo menos entre mis escritos, entre los fragmentos.
Aquel lugar donde comienza el día, donde es feliz,
donde me basta con imaginar que vuelve y del cielo se borra lo gris.
Vuelven las galaxias a formarse y desde los confines de lo eterno; ella vuelve a ser para mi.

Llevo también fragmentos de sensaciones mutuas,
de caricias que en el viento se perdieron.
Se marcharon ya las madrugadas sin el sueño.
ahora ella descansa, no se desvela más entre mis versos.

Ella tenía ya plasmado su universo.
Y yo, yo quería descubrir las estrellas de una en una.
Me faltaban aún cien millas en el cielo eterno,
más quizá, las experiencias fueron pocas.
Pero el amor que yo sentía por ella era tan real como mi amada.

Pinto en el cielo una desesperada despedida
tal vez un día despierte y ella se lo primero que vea.
Llevo entre mis versos todavía algunos fragmentos de ella,
más procuro darle prisa entre el olvido.

Fragmentos con sabor a eternidad, con un veneno que al recuerdo hiere,
no se puede reemplazar tu amor siquiera con diez mil olvidos,
pero al final, siempre un fragmento duele,
como recordar que nace y con los años muere.

Se marcharon ya las madrugadas sin el sueño,
sin el sueño de volver a verte o reescribir la historia.
es triste ver partir lo que soñamos para siempre.

Fotografía: Gediminas Jankevicius