Dominar la insoportable levedad del propio ser, nos revela las cenizas de un fuego extinguido hace años.
No quedan cenizas aquí; queda solamente una nostalgia tan vacía, como tu lugar en mi vida.
No te quiero de vuelta,
No conservo tus promesas,
No te escucho jadear en la agonía de la huida.
Únicamente hablo contigo en sueños,
Sumerjo tus canciones favoritas en la llaga,
Hago las paces con tu recuerdo en la vergüenza del anonimato,
Paralizo mis ojos, detengo la respiración y es casi como si pudiera tocarte.
Te maté como lo dicta Sabina; sin nombrarte, sin buscarte, sin escribirte, sin pensarte.
Solo hoy como cada año propongo una tregua a tu ausencia y nos tomamos un trago.

Fotografía por Sakis Dazanis