El chido de la app

Ya no es raro estar romanceando a través de redes sociales y apps que te ayudan a conocer a personas. Probablemente somos muy tontos como para entablar conversaciones frente a frente. Well… en realidad yo no estaba buscando conocer a alguien. Vi un anuncio en la televisión sobre esta dichosa app. Nunca creí que fuera de esas aplicaciones para poder conocer al “amor de mi vida”. La descargué en hora de clase. Empecé a recibir demasiados mensajes de tipos que me querían conocer, personas que querían sexo casual. Fue chistoso, no creí que realmente hubiera personas que les gustara tener relaciones con alguien que nunca han conocido en su vida. No estoy criticando ni juzgando, simplemente esto fue algo nuevo para mí.

So, decidí empezar hablar con estas personas. No hablaba con todos porque hueva: siempre era lo mismo del sexo. Había chicos que realmente estaban buscando el amor y se sentían muy solos (o eso me hacían pensar). Hablé con personas de diferentes lugares del país, chicos muy agradables. Llegué a tener conversaciones muy interesantes, me pedían mi número o mis redes sociales, pero no me sentía segura ni bien con dárselos.

Pasaron los días. No elimine la app porque la utilicé para pasar el rato hablando con estos amigos virtuales. Un día me llegó una notificación de cierto chico que quería conocerme. Vi su foto y dije: “A ver con qué me va a salir este chico”. Lo acepté. Al instante me llegó un mensaje saludándome y yo le regrese el saludo. La platica ese día fue demasiado buena y empezamos a hablar diario, dormía hasta tarde y cuando despertaba era estar hablando con él. Hablábamos de todo, de temas interesantes hasta lo mas estúpido. Las platicas llevaban sarcasmo y chistes de humor negro. Cuando hablaba con otras personas de la app siempre fui sarcástica y ellos no me entendían o hacían que me entendían. Con este chico nuevo era algo totalmente diferente, era algo muy único.

Un día desperté y no vi su mensaje, fue algo extraño no le di mucha importancia, pero como iba transcurriendo el día no sabía nada de él y no quería verme muy obsesiona o insegura no le mandé mensaje. Pasaron los días y no sabía nada de él. Me empece a preocupar porque no tenía ni su número y ninguna de sus redes sociales.

Pasaron dos meses, estaba en la escuela “tomando clases” y estaba en la app, pero ya se me hacía muy aburrida y más porque ya no hablaba con mi amigo que desapareció. Entonces decidí darme de baja en la app. Era tan monótono ver a las mismas personas de siempre queriendo sexo casual. Quise dar de baja la app pero solo lo podía hacer por computadora entonces tenía que esperar a llegar a casa para poder hacerlo. Terminaron las clases. Iba a tomar el transporte subterráneo, perdería la señal de mi teléfono por unos minutos. Me llegó un mensaje pero no lo abrí al momento. Me subí al transporte. Me puse mis audífonos y cuando iba a poner una canción desde mi celular vi una notificación. Era mi amigo el desaparecido.

To be continued…

Fotografía por Thomas Luong Bavington