Devoción

Hace algún tiempo perdí la fe, las creencias que me fueron inculcadas desde mi infancia. En algún momento creí en cosas místicas pero todo me generaba dudas, algo no terminaba de encajar.

Viví así hasta que una turbulenta noche vi tus ojos escondidos detrás de una oscura y larga cabellera.

Entonces tuve una nueva religión y creí en el amor y me reconocí en la pasión, hice de ti una extensión de mí misma o tal vez  de mi un artefacto que servía a tu voluntad.

Aún no lo entiendo pero me apropie de tu sufrimiento y quise perseguir tus sueños.
Pero todo por servir se acaba y de la nada me inundo un sentimiento de pérdida.

De nuevo ando sin devoción, duele no sólo el alma, mi piel arde al saber que se desprende de la tuya para nunca volver a tocarse.

No puedo exhalar sin sentir un vacío en el pecho que deja un desahucio de ti, muy diferente al vacío que se sentía cuándo te veía de muy cerca.

Mi lengua reseca se conforma con la austeridad del agua que no se compara con el vino embriagador de tu saliva, ni al sabor a alcohol que emanaba tu sudor.
Alguna vez me anuncie fiel a ti y dije que si me decepcionabas perdería la última pizca de fe que quedaba en mí, por alguna razón creíste que era broma, ahora siento que no me queda nada más por perder.

Fotografía por Andrey Rachinskiy