Hay un antes y un después de cada día, vida.

La primera va cuando te has roto los labios de tanto besarle en sus heridas, como si estuvieras cosiendo un calor que entra por la ventana, ese que necesita en su café, en su manos tocando la guitarra o cuándo siente  su cabeza por trabajar tantas horas.

Lo has logrado, el calor se convirtió en un despertar, y cada mañana no te necesita, pero si añora ese antes al después, en lo que le has hecho, siendo un ser.

El segundo va en navegar por los pasillos de tus silencios, donde retumbaban las maldiciones,un estruendoso eco donde dabas todo perdido, como aquella fè donde la dabas húmeda y hundida en el Mar Pacífico. Tomè una balsa con velas, arena, caracoles y coco. Empecè a llenar todo lo perdido por encontrado, inventè, lleguè y volviste a ser azul clarito.

Puedes elegir ser cielo o mar.

El tercero va despuès de tantos votos de confianza te quedaron las rodillas salidas, llenas de moretones, prometiste no volver aventarte en montañas, en cuestas, irte por el asfalto, sin cruzar,sin rumbo; “mas comodidad” te repetías. Repitiendo entrò la melodía.infinita y precisa.

Te cantè por calles donde nunca me viste pasar, ibas andando por puntos sin desviación o donde no habían señales mas que mi voz, hasta que tus pies por ti, siguieron, hasta llegar a la cima. De ahí nadie te alcanzó, te permitiste.

Ahora es claro, que un antes y un después ha definido, los miedos, las ganas, la salvación, y el continuar.

Pero siempre querré llamar, al Después.