He dedicado muchos días, horas, años de mi vida a pensar en nosotros (nosotros en el plano que quieras insertar aquí); ayer me dijiste que llevamos ocho años juntos y me asustó el tiempo.
Me asusta pensar que en tanto tiempo seguimos atorados en un vaivén de no saber ni estar ni no estar.
No te amo, de eso estoy segura. Te amé muchísimo, como loca, como pocas veces, como no he vuelto ha hacer, pero ya no porque nos destrozamos bien y bonito y a cachitos no se puede.
Te quiero mucho, así a secas, sin condiciones y con todos los beneficios del mundo.
Me emociona saber que te irás porque eso es lo que quieres y lo que te va, siento que vas a crecer muchísimo y me da gusto.
Siempre me dan gusto tus logros aunque jamás te ayude a realizarlos, seamos sinceros: desde hace rato que no traigo nada bueno a tu vida y viceversa.
No me da miedo que te vayas, te irá bien y sé que volverás porque siempre vuelves, porque aun no puedes dejarme ir y no sabes irte.
Ayer me dijiste que había cambiado pero mi esencia aun me acompañaba, y sí, he cambiado mucho, he crecido y he hecho cosas pero cuando estoy contigo soy la misma adolescente a la que no le gustan las etiquetas ni los chupetones, la misma que lo echaría a perder una y otra vez no’más porque no le gusta estar quieta, así que quiero aprovechar este tiempo que te vas para en de verdad dejarte ir, no es sano desearte de la forma en la que te deseo, eres mi placer. Nunca sé decirte que no y eso no está padre.
Quiero que te vayas y hagas muchas cosas, que persigas y alcances todo lo que quieras y así tal vez de vez en cuando sepa de ti; yo haré lo propio, no me moriré si cada quien va explotando por su lado.
Nos irá bien, confía en mí.
Estoy atada a ti, no te busco todo el día, no te pienso todo el día ni todos los días pero sí eres mi referente y ya no quiero que lo seas. Ya me cansó la idea de que no estés, ya me cansé de pelear porque no sabemos cómo estar y cómo no estar, vayamos tomando decisiones diferentes y vayamos haciéndonos responsables, comencemos por tomarnos enserio el no estar.
Ya quiero crecer y morirme de otros dolores que no sean tú.
No quiero volver a verte y pensar que tal vez en algún momento pudimos terminar nuestros días juntos, no quiero pensar que siempre he sido una cabrona que piensa en quitarte lo macho a malos modos y besos, ni imaginar que bien pudimos despertar con el sol todos los días.
No soporto la idea de tener la certeza de que pudimos serlo todo y tener la vida más bonita que jamás hayamos podido imaginar.
No me importaría que te acostaras con otras porque yo también lo haría porque te diría todos los días que la monogamía es un contrato que no estoy dispuesta a firmar, pero siempre volvería a ti, para que me limpiaras el alma y el karma, para que me perdonaras el que tomara otras manos y pusieras un anillo en la mía.
Estar conmigo te llevaría muy lejos porque yo sé ir lejos, porque quiero que seas feliz, porque yo sé que podría darte esa felicidad que te falta multiplicada por todas las veces que te he puesto en la madre.
Ayer te pedí que te despidieras, te costó trabajo porque jamás lo hemos hecho.
Hoy me despido yo, estoy quitando las piedritas que marcan el camino de vuelta a casa, te estoy dejando ir y me estoy yendo.
Ya no quiero jugar a las escondidas en el no-lugar.
Ya no nos debemos nada.
Te voy a extrañar, tenlo por seguro.
Adiós, desde la distancia y poniendo (literalmente) tierra y mar de por medio.
Te amo.
Fotografía: Kevin James Neal
Me (des)enamoro seguido para poder escribir.