Cuando el trabajo no cuesta trabajo

Según el mundo capitalista el éxito de las empresas se mide a partir de su rentabilidad, de su innovación y de sus ventas, principalmente. Sin embargo no aparece por ningún lugar la felicidad de sus empleados o la alegría con la que hacen sus tareas, lo más cercano a esos parámetros es cuando se trata del ambiente laboral que implica básicamente las relaciones entre las personas dentro del horario y espacio laboral, y me pregunto entonces qué pasaría si los empleos se categorizaran por qué tan feliz hacen a quienes los realizan, que tanta alegría provoca a alguien realizar una acción por la que además de alegría obtiene una recompensa económica.

Resulta completamente utópico modificar los parámetros de calificación y evaluación empresariales en una sociedad capitalista, sin embargo, podríamos comenzar buscando y aspirando cada uno de nosotros a un trabajo que nos otorgue felicidad, un empleo en el que lo que hagamos nos provoque alegría, y en segundo término la obtención de recursos económicos.

Porque un día todos contaremos nuestra historia, nuestras memorias y recuerdos laborales y podemos elegir entre contar sobre la desgastante rutina de ocho o más horas bajo angustias y preocupaciones o de las horas en las que ganamos dinero mientras hacíamos algo que nos hacía felices.

Fotografía por callaveron