A la matemática de mi existencia acabo de sumar un año, de un tijerazo se extendió la distancia de mis cabellos a la Tierra, para respetar el ritmo y forma de dichas transformaciones, mi cuerpo (dador de vida), se sacude, reconoce e implota.
Ignorantes y expertos por igual repudian el dato extra, cualquier intento de iluminación no solicitada habrá de terminar en el mismo sitio; con esto por antecedente me fundo en la escasa ciencia y rebosante naturaleza como un lirio de marzo, la promesa es volver en un calendario occidental, colores y numerosos tallos habrán de cambiar, la promesa es florecer, estar de vuelta.
-Se conoce apenas muy poco de las flores.
Reconocemos de unas la sinfonía de colores y aromas, de otras el sonido de sus formas y con osadía les asignamos nombres. En una explosión perfecta se habrán de multiplicar hojas, pistilos y polen; son las pestañas del planeta, vitrales para palacios sin techo y abrazadas a la tierra para regocijo de quienes gritan por primera ocasión; para adornar mis ideas y gestos muy comunes y tan corrientes.
Cuando cese de sumar años, quizá haya flores.
Vida te sumo una pequeña abeja.
Fotografía por Tatjana Suski? Ninkovi?
Mi cuerpo joven conoció tu sexo, te hice con mi sexo, fuiste buena y el anciano que soy se congeló mientras contaba historias de victorias pasadas para hacerte dormir. Macarena eres la suerte que voy a fracasar 20 veces más, quiero bordar flores a tu corazón, ahora que soy como un ciego que hace malabares con aguja, hilo y dedal.